A través de esta entrada terminamos
de comentar la mayoría de films de Tim Burton. Bien, salida de la fábrica de Disney,
Dumbo, 2019, es una de las últimas versiones de la pseudo acción
en vivo del famoso estudio acerca de un clásico animado. Utilizando casi tanto CGI
como un lanzamiento completamente animado por computadora, la producción tiene
el aspecto brillante de un sueño digital, adornado a la perfección artificial
por Burton y el diseñador de producción Rick Heinrichs. Los sentimientos algo
cínicos que hemos tenido sobre Disney reimaginando sus clásicos
largometrajes animados en una serie reciente de films de acción real es que la
mayoría presentan poca filmica que esté viva en absoluto, y las podría
relacionar con cintas como Maleficent, 2014, de Robert Stromberg;
Cinderella, 2015, de Kenneth Branagh; Beauty
and the Beast, 2017, de Bill Condon y Alice in
Wonderland, 2010, de Burton, el largometraje taquillero que lanzó esta
tendencia hace 14 años. Incluso más que la mayoría de las producciones de
Hollywood, estos títulos huelen a una evidente adicción por ganar dinero,
explotando la propiedad intelectual al máximo. ¿¿Por qué molestarse en
volver a colocar los clásicos de Disney en la bóveda del video doméstico o
hacer secuelas baratas, directas a video -la práctica común del estudio en la
década de 1990, y principios del nuevo siglo cuando simplemente se puede volver
a contar una vieja historia en un nuevo formato?? En lugar de analizar mis reparos
acerca de la idea de estos remakes, concentrémonos en Dumbo. La
película cuenta con un simpático elefante bebé generado por computadora, aunque
fotorrealista, que nos encantará ver volar; sin embargo, todos los demás
elementos de la historia, las actuaciones y las tematicas no logran evocar una
sensación de asombro. Aquellos que estén familiarizados con la cinta clamarán
por la original de Ben Sharpsteen, en 1941, que, al volver a repasarla, tiene
su cuota de problemas considerables, pero al menos dura apenas 65 minutos, y
cuenta con un par de secuencias icónicas. La cinta de Burton dura casi el
doble, no contiene nada memorable y parece fabricar conflictos para servir a escenas
una tras otra. Tim Burton, que hace tiempo se resignó a una cinta comercial nada
filuda, al menos parece disfrutar del escenario circense de 1919, aunque Dumbo,
con razón, emite una nota final contra el uso de animales de circo. Por
supuesto, como es Disney, esta es una visión apacible de la
escena circense. Quienes hayan leído el libro Learned Pigs &
Fireproof Women del escritor, actor y mago Ricky Jay, o incluso el bestseller
Water for Elephants, escrito por la canadiense Sara Gruen, y que fue
llevado al cine en 2011, por Francis Lawrence, no quedarán conformes por su
falta de autenticidad. Holt Farrier -Colin Farrell- trabaja en el circo Medici
Bros., tras haber perdido uno de sus brazos durante la Primera Guerra
Mundial. También perdió a su esposa por la gripe, por lo que su famoso número
de equitación ya no existe. Sus dos hijos pequeños, Milly -Nico Parker-
obsesionada con la ciencia, y Joe -Finley Hobbins- abrazan a su padre,
cuyas nuevas tareas bajo el mando del maestro de ceremonias Max Medici -un Danny
DeVito desquiciado- incluyen atender a los elefantes. La última adquisición
de Max es una hembra embarazada, la señora Jumbo, que pronto dará a luz a su
bebé, Jumbo Jr., que tiene unas orejas de gran tamaño. Se decía en la
antigua jerga circense que aquel elefante de orejas caídas era considerado una
vergüenza, un detalle que no tiene mucho sentido porque la mayoría de los
circos tienen espectáculos de fenómenos que celebran partes del cuerpo grandes
y anormales. En cualquier caso, los hijos de Holt enseñan a Jumbo Jr. a
mover las orejas y volar, lo que el animal hace cuando se lo piden. Al poco
tiempo, el joven elefante es arrojado al ruedo y obligado a actuar ante un espectador
que comienza a reprender al animal llamándolo Dumbo, una variación de tonto. En
el clima actual de campañas contra el acoso escolar, Dumbo parece un nombre
cruel cada vez que se pronuncia en voz alta. Inevitablemente, Dumbo aprende a volar,
lo que llama la atención del magnate del circo, Vandevere -Michael Keaton-
cuyo parque temático “Dreamland” necesita a Dumbo para su nueva
atracción junto a la trapecista francesa Colette -Eva Green-. De hecho,
el mandamas quiere que Colette se monte sobre Dumbo, una visión ridícula, sin
duda. Pero todos, desde los hijos de Holt hasta Max, se dan cuenta que
Vandevere es un charlatán. El clímax llega con una huida atrevida y fogosa de
la figura curiosamente parecida a Walt Disney, cuyo deseo más grande, ser
la atracción en su Disneyland, lo ha llevado a explotar el talento por
el todopoderoso dólar. Su “Dreamland” se convierte en algo parecido a Jurassic
Park, 1993, donde las atracciones no probadas se rompen o atacan, y su
pulido exterior se revela como un capitalista cruel. ¿¿Podría el guion de
Ehren Kruger, más conocido por escribir varias secuelas de Transformers
y la versión en inglés de The Ring, podría decir algo sobre la larga
historia de comercialización sin alma de Disney?? ¿¿El
desastroso final de Dumbo nos va a recordar el colapso financiero de Walt
Disney Studios?? Puede que si o no, en todo caso es algo dudoso. En
el camino, los fans de Burton pueden deleitarse con la reunión entre las
estrellas de Batman Returns, Keaton y DeVito, pero existe algo negativo
en observar dos horas de peligro animal generados por computadora que resultan desagradables.
Dumbo es sometido al fuego, a alturas peligrosas y a la separación de su madre
en algunas escenas. Aunque todo sea animado, sigue siendo incómodo. Más allá de
ese elemento, la ternura de Dumbo se ve aumentada por sus ojos de dibujos
animados que parecen registrar todo lo que los seres humanos le dicen. Hay
discursos completos que Milly le da a Dumbo que el animal claramente procesa y
negocia ante sus ojos, casi como el supercerdo del film Okja, 2017,
de Bong Joon-ho. En cuanto a los otros personajes, el guion no les da muchas
gradaciones. Milly, por ejemplo, lleva una llave alrededor de su cuello como
regalo de su difunta madre. La llave es un símbolo de autorrealización que,
inevitablemente, tiene un paralelo con la pluma que Dumbo cree necesitar para
volar. De manera similar, Holt ve las enormes orejas de Dumbo como una
discapacidad que, al igual que su brazo faltante, se transforma en una ventaja;
por otra parte, la aparición repentina del nuevo brazo robótico de Holt al
final no es menos que extraña. Al igual que la original, Dumbo es
una mezcla de cosas que se pueden recordar en una película que es irregular. La
mayoría de las actuaciones nos muestran que los artistas tienen dificultades
para situarse en mundos pintados por los encargados del CGI,
especialmente las aburridas actuaciones de los actores infantiles. La dirección
de Burton, típica de la última década o más, parece carente de inspiración,
peculiaridad o riesgo. Por supuesto, el mejor momento de ambas versiones es la
secuencia de los “elefantes rosados en desfile”. En el film original,
Dumbo se emborracha accidentalmente y alucina con elefantes rosados, un símbolo
de embriaguez en los años 40. La nueva película presenta a artistas de burbujas
que crean formas similares a elefantes mientras Dumbo observa desde detrás de una
cortina, asintiendo con la cabeza al ritmo de la pegadiza BSO de Danny Elfman.
Los breves momentos en los que se observa la ternura de Dumbo no dan como
resultado una experiencia satisfactoria, y hay demasiado en esta nueva versión
que sigue siendo poco natural y poco convincente como para recomendarla. La
película, excesivamente larga y confusa, se basa en el reconocimiento de marca,
y en un factor sorpresa que quiso atraer a su audiencia y, al igual que uno de
los espectáculos de Vandevere, se siente hueca y barata, a pesar de los valores
de producción. Obviamente que los niños y niñas la disfrutarán.
A Câmara Municipal de São João da Canabrava realizou nesta
sexta-feira, dia 20 de dezembro, uma Sessão Solene para a entrega do Título de
Cidadania Canabravense a 17 professores por relevantes serviços prestados à
comunidade.
A Sessão foi realizada no Ginásio Municipal João José
Batista, em São João da Canabrava. A
proposta foi apresentada de forma conjunta pelo vereador José Gregório (MDB) e
Elisânia Bezerra (MDB). O presidente da Casa, Vereador José Leônidas,
apresentou requerimento para que a professora Euzenir Maria, de São José do
Piauí, também recebesse a honraria.
A sessão foi prestigiada por diversas autoridades, entre elas, o prefeito de São João da Canabrava, Elson Silva, a primeira-dama, Niciana Cavalcante, ex-prefeita Mércia Abreu, ex-vereadores e professores da rede estadual e municipal. Veja abaixo o vídeo com a Sessão na íntegra.
Após a Sessão, mais homenagens. A Secretaria de Educação do município realizou um jantar de confraternização com professores do presente e do passado que atuaram no município, uma forma de reconhecer e agradecer pelos serviços prestados a comunidade.
Ao todo, 17 professores receberam Cidadania Canabravense. As professoras Laice Bezerra Severino - (Várzea Alegre-CE) e Maria Natanha de Araújo Lima – São Luís do Piauí, não puderam comparecer a Sessão Solene e receberão o Título de Cidadania em uma outra oportunidade. Veja abaixo os homenageados.